Escribe sobre los controladores, queremos saber tu opinión acerca de los controladores, ¿todavía no hay ningún artículo en tu blog que hable de los controladores? Algo tenía que decir ahora que parece que ha cesado la tormenta (la mediática al menos), me han preguntado infinidad de veces de qué lado estoy, si apoyo a los protagonistas del conflicto, a ese gremio de carácter corporativo de personas que siempre procuraron permanecer por encima del resto de los trabajadores de este país, o si me compadezco por el contrario del desafortunado viajante frustrado que despotrica en el aeropuerto y solamente reclama sus derechos cuando se trata del sagrado puente de la constitución, una minoría de burgueses que han tenido que dormir por unas horas en incómodos asientos de plástico o en el frío suelo de un vestíbulo. Lo que más desconcertante me ha resultado de todo esto, ha sido el hecho de que, aunque la mayoría ha optado por sumarse al linchamiento público, muchos de los que tildaron la huelga del 29 de septiembre de inútil, defienden ahora a los controladores aéreos por la importancia que su tarea conlleva, poniendo como siempre a unos por encima de otros en una pirámide, trabajadores de primera y trabajadores de segunda categoría, el paradigma de una evidente diferencia de clases que se refleja en la opinión del pueblo llano, cegado e hipnotizado por los medios de comunicación, que vuelven a demostrarnos que en el arte de manipular, son unos auténticos tahúres.
Seamos sinceros, los controladores aéreos ni son mártires ni son demonios, como tampoco son un enemigo a exterminar, son sencillamente un colectivo sometido a una fuerte presión debido a la función que desempeñan y un ejemplo más de la constante demonización de los huelguistas por parte de los medios, si los transportistas eran unos bárbaros que quemaban vivos a los esquiroles, los trabajadores del metro unos irresponsables que perturbaban la tranquilidad de los ciudadanos y los piquetes asolaron las ciudades el pasado 29-S con su actitud de antisistemas, ahora son los "descontroladores" quienes merecen la horca por dejarnos sin nuestras vacaciones en Baqueira-Beret, la encarnación del mismísimo Leviatán, el anticristo en persona, demonios que encima cobran lo que a nosotros, pobres mortales, nos encantaría cobrar por pasarnos el día apretando botoncitos. La estrategia es la misma de siempre, no es cosa nueva, soltamos el truño y lo apartamos con el pie para que no nos echen a nosotros la culpa, desplegamos todo un arsenal de reporteros blandiendo un micrófono, con cámaras a sus espaldas y un objetivo marcado, la ejecución mediática de la que todos hemos sido testigos. De este modo no resulta un escándalo que se acuse de sedición y se apliquen penas de cárcel a los susodichos insurrectos de bufanda de Dior, logrando así que la ira del pueblo, convertido una vez más en una masa de feroces inquisidores, vaya dirigida a ellos, en lugar de señalar a los verdaderos culpables, desviando el pulgar ejecutor del graderío de este circo romano, que pide una vez más la muerte del gladiador en lugar de la del emperador. La supresión de los 400 euros o la ocultación de crímenes de guerra como el Caso Couso, han pasado a ser simples anécdotas en las páginas de los diarios, el hostil trabaja ahora en una torre de control.
Soy consciente de que jamás frecuentaré los mismos lugares que un controlador aéreo, jamás respiraré el mismo aire que oxigena sus distinguidos pulmones, no podría coincidir lo más mínimo en temas políticos con uno de ellos, ni preguntarle por la calle a ninguno qué hora marca su Rolex suizo, pues no soy digno de permanecer en la misma acera en la que aparcan su Chevrolet, llevarme bien con uno de estos elitistas que perpetran huelgas burguesas poniéndose enfermitos, o sentir la más mínima simpatía hacia su persona, sería algo así como convertirme al catolicismo y manifestarme por la vida, para que se hagan una idea. Pero se trata de defender un derecho que se viene vulnerando desde hace tiempo en este estado gobernado por auténticos capitalistas, aves de rapiña que privatizan hasta el cielo si hace falta, pidiendo la cabeza de quienes reclaman derechos no hacemos más que apedrear nuestra propia azotea, pues hoy son ellos, pero mañana volveremos a ser nosotros, como lo fuimos ayer perseguidos y golpeados por las fuerzas del orden en plena calle. ¿Y no es ese otro modo de militarización?
- Kevin Laden -
Seamos sinceros, los controladores aéreos ni son mártires ni son demonios, como tampoco son un enemigo a exterminar, son sencillamente un colectivo sometido a una fuerte presión debido a la función que desempeñan y un ejemplo más de la constante demonización de los huelguistas por parte de los medios, si los transportistas eran unos bárbaros que quemaban vivos a los esquiroles, los trabajadores del metro unos irresponsables que perturbaban la tranquilidad de los ciudadanos y los piquetes asolaron las ciudades el pasado 29-S con su actitud de antisistemas, ahora son los "descontroladores" quienes merecen la horca por dejarnos sin nuestras vacaciones en Baqueira-Beret, la encarnación del mismísimo Leviatán, el anticristo en persona, demonios que encima cobran lo que a nosotros, pobres mortales, nos encantaría cobrar por pasarnos el día apretando botoncitos. La estrategia es la misma de siempre, no es cosa nueva, soltamos el truño y lo apartamos con el pie para que no nos echen a nosotros la culpa, desplegamos todo un arsenal de reporteros blandiendo un micrófono, con cámaras a sus espaldas y un objetivo marcado, la ejecución mediática de la que todos hemos sido testigos. De este modo no resulta un escándalo que se acuse de sedición y se apliquen penas de cárcel a los susodichos insurrectos de bufanda de Dior, logrando así que la ira del pueblo, convertido una vez más en una masa de feroces inquisidores, vaya dirigida a ellos, en lugar de señalar a los verdaderos culpables, desviando el pulgar ejecutor del graderío de este circo romano, que pide una vez más la muerte del gladiador en lugar de la del emperador. La supresión de los 400 euros o la ocultación de crímenes de guerra como el Caso Couso, han pasado a ser simples anécdotas en las páginas de los diarios, el hostil trabaja ahora en una torre de control.
Soy consciente de que jamás frecuentaré los mismos lugares que un controlador aéreo, jamás respiraré el mismo aire que oxigena sus distinguidos pulmones, no podría coincidir lo más mínimo en temas políticos con uno de ellos, ni preguntarle por la calle a ninguno qué hora marca su Rolex suizo, pues no soy digno de permanecer en la misma acera en la que aparcan su Chevrolet, llevarme bien con uno de estos elitistas que perpetran huelgas burguesas poniéndose enfermitos, o sentir la más mínima simpatía hacia su persona, sería algo así como convertirme al catolicismo y manifestarme por la vida, para que se hagan una idea. Pero se trata de defender un derecho que se viene vulnerando desde hace tiempo en este estado gobernado por auténticos capitalistas, aves de rapiña que privatizan hasta el cielo si hace falta, pidiendo la cabeza de quienes reclaman derechos no hacemos más que apedrear nuestra propia azotea, pues hoy son ellos, pero mañana volveremos a ser nosotros, como lo fuimos ayer perseguidos y golpeados por las fuerzas del orden en plena calle. ¿Y no es ese otro modo de militarización?
- Kevin Laden -
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