El único que supo aportarle un toque de distinción al malogrado título Waterworld, el maníaco pervertido de Blue velvet, un auténtico rebelde americano en Apocalypse Now o un motero adicto en Easy Rider, en la que brilló tanto por su actuación como por su dirección. Dennis Hopper nos ha dejado a sus 74 años a causa de una complicación originada por un cáncer de próstata que padecía desde hacía un año. El cine vuelve a llorar a uno de sus grandes, pues si bien Dennis no era una estrella de Hollywood como hoy se entiende por estrella, si que rompió los esquemas de una industria a la que le costó asimilar su estética y su perfil contracultural. Títulos como Gigante, Rebelde sin causa o La ley de la calle tienen hoy una excusa para volver a ser visionados por aquellos que, por ser tan jóvenes, no hemos podido saborearlos como es debido.
- Kevin Laden -
sábado, 29 de mayo de 2010
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