jueves, 14 de abril de 2011

LA REPÚBLICA ESPAÑOLA, LEJOS DE LO ESPAÑOL


Hoy es un día muy especial, y  debería serlo por muchísimos motivos para todos los sectores del estado que rehúsan a un monarca que no representa más que la continuidad de la cruenta dictadura que asoló este país y de la que todavía hoy quedan huellas. Una fecha desconocida por muchos e ignorada por otros tantos, que jamás se ha marcado en rojo en ningún calendario y que nunca se ha conmemorado como es debido. Se cumplen 80 años del mayor proceso democrático que se haya acontecido en este país, casi un siglo y no existe prácticamente persona viva que sepa lo que se sentía al escoger con su voto a un jefe de estado. Me veo entre comillas obligado a escribir este breve artículo con el que no pretendo desacreditar a nadie salvo a la pesada corona que llevamos sobre nuestras espaldas, la cual es un lastre del que nos debemos deshacer cuanto antes, no obstante, mis palabras también van dirigidas a aquellos que rechazan la República por aquello de “española”.

Dice la izquierda independentista, a la que siempre he admirado por su coherencia y formas de lucha y con la que comparto un 90% del ideario, que la República Española es un proyecto ajeno al suyo, por el que no merece la pena levantarse, ya que continúa representando un estado español. ¿Pero tiene algo que ver esa utopía con el modelo de nación que tenemos ahora mismo instaurado? Quienes ondeamos hoy la bandera tricolor por las calles de nuestras ciudades deberíamos preguntarnos qué clase de república es la que queremos conseguir y no pensar que la lograremos solamente cuando el trasero real se despegue del trono. La idea de que se derrame sangre azul mientras ruedan cabezas no deja de ser atractiva, aunque ser optimistas no está reñido con ser realistas y reflexivos. Más allá de esa preciosa franja violeta y de las grandiosas notas del Himno de Riego, hay todo un sistema que, dándose el caso de que esa anhelada revuelta popular tuviese lugar, debería ser reformado y hemos de tenerlo bien claro si queremos que el sueño  se convierta al fin en realidad. En mi humilde opinión, una República como cualquier revolución, constituiría tal cambio que habría que plantearse seria y detenidamente el modelo de estado que el pueblo desea, pues en este caso el jaque al rey sería sólo el primer movimiento de una compleja partida.

Distan mucho las circunstancias de nuestros tiempos con las de hace ocho décadas, pero hay una obligación moral que nos insta a rendir homenaje a aquellos que trataron de evitar que las cunetas de nuestras carreteras se llenasen de huesos sin nombre ni apellidos, un deber que está muy por encima de nacionalismos.  Porque a los que pedimos una Tercera República también nos repele todo lo que huele a españolismo, también aborrecemos la bandera roja y gualda, también creemos en la autodeterminación y en el derecho a decidir de los pueblos, tampoco queremos ser españoles y nuestro concepto de patria es muy distinto del que se tiene desde la derecha y sus ideas caducas, su fanatismo religioso y sus himnos genocidas.  Hoy salimos a la calle con ánimo, esperanza, fe y compromiso, contra una España en la que el fascismo tiene todavía preferencia, por un estado nuevo, laico, democrático y sin un Felipe VI asentado en la vieja poltrona. Seguimos firmemente convencidos de que a la tercera va la vencida, por eso hoy gritamos para que nuestra voz llegue a todas partes: ¡Venceremos!

Amb tot el meu afecte, als companys Aimar i Helena.

- Kevin Laden -

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