Sucede que como estamos cansados de que nos muestren la miseria de las calles de este país a modo de espectáculo circense, y ya hemos visto a demasiados canis eufóricos en controles de alcoholemia manifestando su intelecto, ahora lo que fascina a la multitud es la opulencia de señoras que aunque no son nadie, pueden comprarlo todo. La precursora de toda esta insufrible moda se llama Carmen Lomana, y salió de la nada para cautivarnos con su insoportable derroche de glamour y su agoniosa petulancia, generando toda una corriente de mujeres adineradas que se han empeñado en contarnos su vida en todas las cadenas de televisión.
Que no se me interprete de manera errónea, si pido su cabeza en el peckinpiano título de este artículo no es tan solo por el hecho de provocar de forma gratuita, sino porque realmente ardo en deseos de ver a esta mujer guillotinada cada vez que la oigo hablar de lo libre e independiente que ha sido durante toda su vida y de lo mucho que ha tenido que luchar para mantener su fortuna. Pero tampoco piensen que critico sin fundamento alguno, sin tener ni idea de quién es esta estúpida que dice ser una mujer de letras, amante de la filosofía pero que no tolera que le hablen en “términos marxistas”. La fama de esta rubia con parálisis facial llegó el año pasado con un reportaje de TVE titulado “Los ricos también lloran”, en el que, hablando de la crisis, afirmaba sin sonrojo alguno entre otras perlas, que “el que es pobre de toda la vida ya está acostumbrado”.
Como siempre, la mía es la opinión de un desequilibrado que promueve su ojeriza por la red sin importar a quién ofenda, pero en un país sumido en un nivel de desempleo exagerado, este loco considera un insulto que mujeres de tal calaña exhiban su abundancia por televisión. Y tan triste como el hecho de que existan programas donde la burguesía más casposa se ría de nosotros, es el hecho de que, apoltronadas en su sofá y acariciando a un caniche, toda una generación de féminas incultas y socialmente prescindibles, se sientan identificadas y aspiren a ser futuras “mujeres ricas” como sus reverenciadas musas del capricho.
- Kevin Laden -
Como siempre, la mía es la opinión de un desequilibrado que promueve su ojeriza por la red sin importar a quién ofenda, pero en un país sumido en un nivel de desempleo exagerado, este loco considera un insulto que mujeres de tal calaña exhiban su abundancia por televisión. Y tan triste como el hecho de que existan programas donde la burguesía más casposa se ría de nosotros, es el hecho de que, apoltronadas en su sofá y acariciando a un caniche, toda una generación de féminas incultas y socialmente prescindibles, se sientan identificadas y aspiren a ser futuras “mujeres ricas” como sus reverenciadas musas del capricho.
- Kevin Laden -
Madre mía...Y la señorita del vídeo, ¿qué clase de espécimen es?
ResponderEliminarLa gente no se da cuenta de lo hipócrita que es ver todo este tipo de cosas en televisión, y lo más triste es que yo también habré dejado algún programa de estos en los que salen adinerados y muestran sus mansiones...
Violetcarsons.
atiende que asco, el video-postre de tu publicación me ha dejado tiesa.
ResponderEliminarqué vaya bien
Wenas!! El vídeo me ha dejado petrificada, consumismo puro y duro. Creo que la proliferación de este tipo de programas forma parte de la espiral de la sociedad consumista, trata de provocar deseos de mayor consumo en quienes no pueden permitírselo, asociando el dinero con la felicidad.
ResponderEliminarEspero que estés pasando bien las vacaciones.Saludos!!
Buen artículo, te felicito, te comprendo y aprovecho para decirte que comparto contigo las nauseas hacia este tipo de basura con la que últimamente tratan de alimentar al ganado desprevenido. De hecho, por si te apetece echarle un vistazo, yo escribí algo muy similar sobre este mismo asunto.
ResponderEliminarhttp://matrixunplug.blogspot.com/2010/05/ricos-hasta-en-la-sopa.html
Yo creo que ni petulante ni glamourosa ni nada de nada; simplemente es una gilipollas viviendo en su propia gilipollez de mujer Cosmopolitan.
ResponderEliminarSaludos.
Totalmente de acuerdo. Pero en el anonimato se ve que hay cientos, quizás miles como ella, con fortunas increíbles que les permiten caprichos absolutamente demenciales.
ResponderEliminarEstos grupos de ricos, ricos, son los que deberían soportar esta crisis propiciada por los especuladores de la norteamérica más impresentable del siglo.